Un nuevo tipo de nanofiltro se ha inventado recientemente, éste podría reducir hasta en cinco veces la energía necesaria para tratar aguas residuales.
Normalmente, para los últimos pasos de la purificación del agua en un proceso de tratamiento de aguas residuales, una membrana de ultrafiltración filtra las partículas pequeñas antes de la intervención de una membrana de ósmosis inversa. Se requiere de alta presión del agua para el último proceso y esto hace que las bombas de agua necesiten mucha energía.
La membrana de nanofiltración de fibras huecas, obra del equipo de Wang Rong, de la Universidad Tecnológica Nanyang (NTU) en Singapur, se ocupa tanto de la ultrafiltración como de la ósmosis inversa, combinando ambos procesos.
Se requiere solo 2 bares de presión de agua, parecida a la que encontramos en una olla a presión doméstica normal, para filtrar el mismo tipo de contaminantes. A pesar de todo, produce agua que casi es tan pura como la procedente de la ósmosis inversa. Con eventuales mejoras posteriores, esta tecnología resultará una alternativa aún más atractiva a las técnicas tradicionales.